Sabiendo que las jóvenes están expuestas a la violencia sexual desde edades muy tempranas, no es de extrañar que nos encontremos con una muestra de ellos a través del bullying y ciberbullying que pueden sufrir en los institutos. Con motivo del día 8M Día Internacional de la Mujer, un día en el que se reivindican los derechos de las mujeres y la igualdad de sexos, queremos recordar que el bullying también se trata en muchos casos de una cuestión de género, en la que los agresores (hombres y mujeres) ejercen violencia física, verbal y psicológica sobre la mujer por el hecho de ser mujer y considerarla más débil y sumisa, acorde a lo estamentos sociales que, tristemente, siguen presente en la sociedad actual.
Si bien se suele nombrar en los estudios y noticias algunos grupos más vulnerables al acoso escolar, como pueden ser los colectivos LGBTI+, inmigrantes o personas con discapacidad, parece ser que las niñas y adolescentes son las grandes olvidadas y resulta importante señalar que se trata de un colectivo más que sufre unas características de acoso que lo diferencian del resto. El bullying sexual existe y ni siquiera está escondido: es muy fácil de ver en los pasillos de los institutos y es, de hecho, una extensión temprana de violencia machista. Desde que somos pequeños, observamos no solo en las escuelas diferentes estereotipos de género en el tipo de juego, la forma de separarlos por colores, la forma de expresar las emociones… Se tiene una idea de ellas como menos fuertes o valientes que los niños, de ahí que se utilice incluso como insulto para los niños cuando tratan de expresar sus emociones o “no son lo suficientemente masculinos” (“pareces una niña, todo el día llorando”, “juegas como una niña”, “tardas más en arreglarte que una tía”...).
Cómo reconocer el bullying sexual
Siendo conscientes de que ocurre también a un porcentaje de hombres, las mujeres son las principales afectadas por este tipo de acoso durante la edad escolar. El bullying sexual se caracteriza por cargar de connotación sexual aquellas conductas encaminadas a hostigar o intimidar a la víctima de manera psicológica, verbal o física. Algunos ejemplos serían:
- Hacer comentarios o burlas disfrazados de “piropos” o “halagos” utilizando el cuerpo (por ejemplo: “si no quiere que la miren o que le digan algo, que no se ponga esa ropa”), las relaciones o sexualidad de una menor (por ejemplo: “esa chica es una fresca, lo acaba de dejar con él y ya está con otro…”).
- Propagar rumores sexuales (sea en persona, mediante mensajes de texto o en las redes sociales).
- Compartir fotos o videos privados obtenidos a través de sexting. También compartir contenido editado con el propósito de avergonzar a la víctima o de hacer creer al resto que es real.
- Recibir mensajes o fotos de tipo sexual no solicitadas que incomoden a la víctima.
- Conductas no verbales con connotación sexual encaminadas a hacer sentir incómoda a la víctima (por ejemplo: mirar de manera obscena u otras acciones más explícitas).
- Tocar o acariciar a otra persona de manera sexual y sin consentimiento.
- Agredir o abusar sexualmente de manera física.
Etapa de cambios: la creación de nuevos adultos
Coincide esta etapa con las primeras relaciones amorosas, que suelen ir acompañadas de las primeras experiencias sexuales. En la actualidad, alarma también la cantidad de comportamientos de celos y control en la pareja, sobre todo por parte del chico a la chica, como puede ser el controlar su vestimenta, revisar las conversaciones que mantiene a través del móvil o prohibir tener amistad con otros chicos. Esto es un peligro añadido pues, en estas edades, los celos se confunden fácilmente con pruebas de amor, lo que conlleva que las chicas se sometan a las decisiones de su pareja masculina y se aíslen de su mundo exterior, creyendo así que son únicas y/o más queridas por parte de sus novios, poniendo su autoestima y valor en las manos del hombre, y creando problemas de dependencia emocional.
La brecha de género se manifiesta con comportamientos que hemos normalizado y aceptado como parte del crecimiento desde que somos pequeños y es importante la unión de todos para seguir educando en cambiar dichos comportamientos que no forman parte de un desarrollo sano para nuestros hijos y las futuras generaciones.
Estudios afirman que existe una alta probabilidad de ejercer la violencia machista en el futuro en aquellos que han ejercido el bullying en la etapa escolar.
Si necesitas más información al respecto o crees que puedes estar sufriendo este tipo de acoso, no dudes en contactarnos: info@acanae.org. Estamos aquí para ayudarte.
Fuentes