"Be water, my friend" o "sé flexible como el bambú" son máximas de psicología, capital humano y espiritualidad muy extendidas hoy en día. Irene Vallejo, a la que simplificar como escritora le resta más aristas de su personalidad y bagaje profesional, ha hecho del junco, otra planta que se caracteriza por su flexibilidad y haber servido de primer soporte para la palabra, su imagen fetiche para su propia literatura y la resiliencia que esconde en ella.
El confinamiento no ha sido freno, todo lo contrario, para extender el éxito de su última obra "El infinito en un junco" (Eds. Siruela, 2019) que suma no pocos premios a una trayectoria académica brillante en Filología Clásica así como periodística y literaria al hilo de sus intereses en esta materia. Esta vez lo hace, además, yendo aún más profundo en lo personal y reflejando en ella su vivencia del acoso escolar.
«No entendían toda esa asfixia mental de un grupo acosando y persiguiendo todos juntos a una sola persona. Que no existiera una palabra para llamarlo hacía mucho más difícil defenderse. Y estaba esa ley del silencio…»
Sus declaraciones al hablar sobre la inspiración que ha supuesto esa etapa de su vida al escribir nos remite a las características tristemente propias de este fenómeno: la incomprensión de lo que sucedía, su invisibilidad y la falta de nombre en aquel momento, algo especialmente sangrante para alguien que adora descubrir el origen de las palabras y hace de ellas las protagonistas de su comunicación consigo misma y para el mundo, la ley del silencio imperante en el resto, hasta rebelarse contra ese silencio hablando a través de sus textos.
«Lo que no se dice habitualmente sobre el acoso es que, en general, despierta pensamientos suicidas»
Su ejemplo de superación del trauma como profesional brillante, persona sensible y estandarte de la lucha contra el bullying desde la tribuna mediática que le otorga su alcance notorio nos sirve para mostrar desde aquí orgullosamente que hay supervivientes que aportan a todas nuestras vidas lo que la oscuridad a veces quiere tapar y no lo consigue. El junco se yergue victorioso tras la tormenta.
«Cuando digo que los libros me salvaron lo digo literalmente»
Fuentes:
- Zero Grados: Irene Vallejo o la flexible fortaleza de los juncos
- Feria del Libro de Tenerife 2018: [ PDF ]
- IES Baltasar Gracian Graus: Encuentro con Irene Vallejo