Estamos de acuerdo en que esta vuelta al cole no tiene nada que ver con las de otros años. La pandemia del Covid-19 se ha instalado en la población y está cambiando nuestras vidas por completo. Nos encontramos en un periodo especialmente delicado, marcado por la incertidumbre, pues supone la vuelta a las aulas por primera vez desde el mes de marzo y esto trae consigo numerosos miedos y preocupaciones entre niños y mayores.
En este post, queremos informarles sobre las posibles preocupaciones de los más pequeños y cómo podemos atajarlas para que se adapten de la mejor manera posible a esta nueva normalidad.
Miedo al contagio
Todos, tanto niños como profesores y demás personal del centro educativo, van a tener que cumplir con las medidas de seguridad que propone el Gobierno de Canarias. Durante estos pasados meses, hemos hablado varias veces en el blog sobre las posibles consecuencias emocionales que puede tener para los niños este virus y es que ha cambiado su vida por completo pero, hasta esta vuelta al cole, no habían tenido que enfrentarse directamente a él.
Era más sencillo cuando tenían que quedarse en casa con sus padres o familiares, allí estaban seguros y lo que empezó siendo casi divertido (“¡se cierran los coles!”), dejó de serlo con el tiempo… “¿Qué es el coronavirus?”, “¿no podemos salir a la calle?”, “¿me voy a morir?”, “¡no quiero salir nunca más!”. Puede que los niños estén experimentando problemas de ansiedad con respecto a contagiarse de ese bicho que les genera tantas emociones contradictorias.
Los niños son esponjas y van a reaccionar según lo que vean en los adultos. El mayor alimento de su miedo es la sobreprotección: si perciben que sus padres están asustados, entenderán que hay una amenaza, que son frágiles e indefensos y se disparará su miedo.
Protegerlos sí, pero con cabeza. Recuerda que todo en exceso es malo. Hazlos partícipes de su propia protección y la de su familia, así ganarán en autoconfianza, valentía y responsabilidad.
"El aumento descomunal de niños miedosos, dice, es proporcional al aumento de “padres inseguros y atemorizados”. Adultos convencidos de que la vida está plagada de peligros de los que hay que proteger a los hijos. La vida, en sí, no es peligrosa; lo que es peligroso es educar niños en el miedo. Lo que necesitan, desesperadamente, es valentía para poder ser quienes quieren ser”.
Cristina Gutiérrez Lestón para La Vanguardia
¿Qué puedo hacer? El dialogo continuo con ellos será lo más tranquilizador.
- Informarle sobre el coronavirus: adaptado a su edad, explicarle qué es el virus y qué está pasando en la sociedad, por qué estamos actuando con tanto cuidado.
- Recordarles las medidas de seguridad que deben seguir y que probablemente ya conozcan.
- Transmitir calma y seguridad: nos estamos protegiendo y cuidando unos a otros para que esto pase lo más rápido posible. ¡Esto es temporal! Hay muchísimos científicos en el mundo trabajando muy duro buscando una vacuna para que podamos convivir mejor con el virus.
- Responder a sus preguntas: su mente no entiende lo que está pasando al mismo nivel que los adultos. Algunos niños están realmente asustados y no saben por qué. Es importante que exterioricen esos miedos y que nosotros seamos capaces de responderles sin juzgarlos ni restarles importancia. Preguntan buscando un alivio que solo nosotros podemos darles:
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- “¿Y si me enfermo?”: si te encuentras mal, debes decírselo a tu profesor/a y a tus padres o familiares. Iremos al médico, como siempre, y ellos sabrán qué hacer. Seguramente te manden a reposar durante unos días, te manden medicinas que te curarán y pronto podrás volver al cole otra vez.
- “¡Está muriendo mucha gente!”*: es cierto y es muy triste pero hay mucha gente también que se ha curado. Algunos de ellos tenían otras enfermedades más graves pero los médicos cada vez conocen más al virus y están trabajando para que cada vez muera menos gente.
- “¿Nos vamos a morir si nos contagiamos?”: contagiarnos no significa que nos vayamos a morir, significa que vamos a tener que guardar reposo y vamos a sentirnos mal unos días pero con cuidado y paciencia probablemente volvamos a sentirnos bien muy pronto. ¡Como cuando nos enfermamos el año pasado!
*La tasa de mortalidad por Covid-19 en niños es muy baja. Es más alta en personas con patologías previas o inmunodeprimidas.
Distancia social (o distancia física)
“¿Entonces ya no voy a poder jugar con Marta?”, “¿no puedo abrazar a la profe?”, “¿me puedo quitar la mascarilla si Marcos me ofrece de su bocadillo en el recreo?”…
Admitámoslo, nos está costando a todos esto de la distancia social. Distancia social no significa dejar de ver a nuestros seres queridos o, en lo que respecta a los niños, dejar de jugar con sus amigos sino que van a tener que hacerlo con medidas de seguridad… Por esta razón, personalmente prefiero llamarlo distanciamiento físico pues se trata de respetar el espacio personal de cada uno para evitar contagios pero, socialmente, nos necesitamos más que nunca.
¿Qué puedo hacer?
- Toca ser creativos y buscar nuevas formas de saludar a nuestros compañeros y profesores. Esto puede ser hasta divertido, cada uno encontrará una manera nueva de expresar cariño manteniendo la distancia.
- Reforzar el uso de mascarilla. Sabemos que puede resultar incómoda pero es imprescindible para evitar el contagio. ¿Cómo puedo hacer que tenga ganas de llevarla puesta? Quizás, una forma es buscar una que sea de su talla y con un diseño personalizado que realmente le guste y se sienta cómodo llevándola.
- ¿Cuántos juegos conoces en los que no sea necesario el contacto físico? ¡Esto puede darles muchas ideas!
- Reforzar higiene personal: lavado de manos con agua y jabón siempre que sea posible, uso de gel hidroalcohólico, aprender a limpiar su pupitre, etc.
Ansiedad por separación
Durante casi seis meses, han estado seguros en casa bajo la protección de sus familias. Ahora, les toca dar el gran paso de salir a enfrentarse solos a la nueva normalidad. Para algunos niños, esto no supondrá mayor problema pero para otros puede disparar todas las alarmas. Los más inseguros, no querrán ir al colegio y esto supondrá un gran sufrimiento. Incluso podría dar sensación de vuelta atrás porque llorarán y patalearán en la puerta del colegio como las primeras veces. Con respecto a este tema, es importante volver a hacer mención a la sobreprotección de la que hablábamos antes: si perciben que sus padres están asustados, entenderán que hay una amenaza, que son frágiles e indefensos y se disparará su miedo.
Es normal que estén asustados pero nuestra tarea es transmitirles seguridad y que entiendan que la vuelta al cole es algo beneficioso para ellos. Se recomienda en estos casos una exposición progresiva, un proceso de adaptación pactado con el centro y trabajo continuo en casa para que los niños puedan ir recuperando su autonomía.
Covid-19 y acoso escolar
Hasta ahora es un tema que no ha preocupado demasiado pero, con la vuelta al cole, el foco se gira de nuevo hacia el bullying, cómo puede afectar la pandemia al desarrollo de nuevas estrategias o formas de burla para maltratar a otros compañeros. Lo cierto es que el acoso escolar nunca ha desaparecido y no lo hará ahora que resulta casi más fácil aislar a un compañero. El Covid-19 es un tema vulnerable que puede utilizarse también como burla o forma de bloquear socialmente a un alumno y alimentar el miedo al contagio y el aislamiento de sus compañeros, y por eso es importante que los niños estén bien informados sobre la enfermedad para evitar caer en bulos.
Además, como hemos mencionado en varias ocasiones, el bullying durante la cuarentena no ha cesado: se ha hecho menos visible pero ha estado presente en la red (ciberbullying), y esto es algo que también llega para quedarse. Por eso, es necesario que estemos pendientes tanto en casa como en los centros educativos ante las posibles señales.
Con paciencia y la colaboración de todos, iremos recuperando seguridad y adaptándonos a esta nueva situación. Hemos confiado en el trabajo de los sanitarios en los hospitales, es hora de confiar también en el trabajo de los docentes en los centros educativos. Solo exponiéndonos conseguiremos conocer y controlar mejor al virus.