Sabemos que la situación que vivimos actualmente se puede hacer especialmente difícil para los niños. Por eso, desde ACANAE queremos proponeros diferentes recursos para entretener a los más pequeños durante esta época, fácilmente adaptables a la edad que tengan. Desde juegos clásicos y sencillos hasta actividades que los ayudará a canalizar sus emociones y a trabajar la comunicación en familia.
1. El frasco de la calma.
Es un recurso muy bueno para conseguir que los niños aprendan a regular la ira y la frustración, súper sencillo de hacer. Extra: podemos hacer uno para cada miembro de la familia y así enseñar al más peque cómo utilizarlo correctamente incluso cuando pase la cuarentena.
En el siguiente vídeo podréis ver cómo hacerlo. ¡Es muy sencillo!
2. Juego de las estatuas.
Sirve para trabajar las emociones. Mientras suena la música, los niños bailan; cuando para, cada uno debe quedarse quieto, reflejando una emoción en su rostro, y sus compañeros han de adivinar de qué emoción se trata.
3. Crear un diccionario de emociones propio.
Esta actividad es fácilmente adaptable a cualquier edad, desde preescolar hasta secundaria. Se trata de buscar imágenes (propias, ilustraciones, famosos, etc) en la que el niño pueda identificar diferentes emociones. Con ellas, crearemos un libro en cartulinas y nos ayudaremos de esas imágenes para tratar de describir esa emoción. Así será más fácil identificarla cuando se sientan abrumados.
Podemos empezar por emociones sencillas como el amor, la ira o el miedo, y luego ir añadiendo otras más complejas como la vergüenza o la culpa. Incluso, podemos buscar trucos que nos funcionen para hacernos sentir mejor con las emociones negativas y para mantener las emociones positivas. ¡Cuánto más completo sea el diccionario, más podrá ayudarnos!
4. La búsqueda del tesoro.
Este juego consiste en esconder un objeto en cualquier parte de la casa, la cual será dibujada a modo de plano en una hoja. La persona que haya escondido el objeto comenzará a dar pistas y acertijos para que los demás puedan descubrir dónde está el tesoro. El plano servirá para marcar los espacios de la casa en los que ya se buscó.
5. Carteles con autoconceptos.
Se trata de crear carteles como los de algunas publicidades, en el que se puede ver el mensaje principal en grande y luego tiene pequeñas pestañas con la información en su parte inferior recortada para que la persona pueda llevarse un trocito.
Haremos los carteles con afirmaciones sobre cualidades, por ejemplo: “Soy simpático”, “Juego muy bien al fútbol”, “Soy listo” (debemos intentar que sea lo más variado posible, con características a nivel físico, académico, emocional y social). Colocaremos los carteles en diferentes zonas de la casa y los niños corren hacia el cartel que creen que los define mejor, arrancan una de sus pestañas y la pegan en un cartel propio o dibujo de ellos mismos y que contará con todas aquellas cosas buenas que tiene su persona.
6. Hoy te enseño yo.
Esta es una actividad muy buena para reforzar el vínculo entre padres e hijos y conocerse mejor, y se puede adaptar también para adolescentes. Se trata de organizar “minitalleres” impartidos por ellos sobre sus propios intereses, por ejemplo, sobre cómo hacer un truco de magia, cómo dar muchos toques con el balón sin que caiga el suelo, cuánto saben sobre Star Wars o su grupo musical favorito, o cómo programar un videojuego.
7. Tarros de las emociones.
Con tarros reciclados puedes hacer esta sencilla actividad. Se puede utilizar tanto tarros como queramos, por ejemplo uno para las alegrías y otro para las preocupaciones. Puedes aumentar los tarros según la edad del niño. El niño cada día deberá anotar y explicar en unos pequeños papeles como se sienten ese día y meterlo en el tarro correspondiente. Esta actividad mejorará la identificación de las emociones, así como la manera de comunicarlas y expresarlas.
8. Palabras encadenadas.
Este juego es un clásico que funciona para todas las edades. El objetivo es unir palabras desde la última sílaba y lograr otra. Por ejemplo: la primera persona dice “caracol” y quien sigue dice “cola”. Que puede seguir así: lagarto - tomate - televisor - sorpresa… y así sucesivamente.
9. Disfrazarse.
Pocas cosas disfrutan más los menores que disfrazarse. Lo pueden hacer con ropas prestadas, con la propia, pueden crear trajes junto a sus padres. Usar maquillaje, collares, cinturones. Y todo lo que la imaginación permita. ¿Y si los ayudamos a ser sus personajes favoritos por un día?
10. ¡Crea un #Superbicho!
Aquí hacemos un pequeño guiño a una bonita iniciativa que hemos encontrado en redes sociales por parte del ilustrador tinerfeño Iván Retamas en el que pide a los más pequeños que creen sus propios superbichos o monstruos para luego él recrearlos a su estilo.
¡Imagina la ilusión que les hará ver como su dibujo cobra vida! Para participar, solo tienes que contactar con Iván a traves de su instagram @ivanretamas.